Glorioso Santo Domingo
que naciste en Viloria
y a la Rioja diste nombre
según lo dice la Historia.
Naciste en el siglo once
en esta modesta casa
y aquí se te bautizó
para ser nuestra esperanza.
Para quitarnos la gloria,
“dicen que eres italiano”
no, que tú eres de Viloria,
español y castellano.
En la ciudad de tu nombre
hiciste una catedral,
y fundaste un hospital
para consuelo del pobre.
Con tu hoz fuerte y templada
abriste nuevos caminos,
pues los bosques los talabas
dando paso a peregrinos.
Son el gallo y la gallina
emblema de tus milagros
que debido a tu poder
al peregrino no ahorcaron.
También nos habla la Historia
de médico y arquitecto:
médico, porque curabas
y dabas vida a los muertos;
Arquitecto, las calles de la ciudad
no las trazaste a cordel;
es que, tú obras hiciste
esculpidas al pincel.
Así a Dios gusto le diste.
A hombres de poca valía
hoy levantan monumentos
tú ya no los necesitas
porque los dejaste hechos
Esto no lo digo yo,
lo dice el libro sagrado
porque la Historia no miente
allá tenéis que buscarlo.
Pides hábito de monje,
y llamas en Valvanera,
así como en San Millán.
Como no te recibieron
tú prosigues con afán
de ser ermitaño austero.
Buscas a San Gregorio
que estaba de Obispo en Ostia
y los dos en santa unión,
después de hacer vida austera
predicáis por la Bureba
y con asombro de las gentes
llenáis de trigo las eras.
La Rioja se hallaba en guerra
y sus campos asolados,
tú animas a los soldados,
bendiciendo su bandera.
Fueron tantos tus milagros
que no podría contar
y ya voy a acabar
porque estoy siendo pesado
Mañana darás la vuelta
para que veas los campos;
ruega, pues, a todos los santos
que nos den buena cosecha.
Hoy has pasado por tu pueblo
con este acompañamiento
entra, entra pues al santo altar
lleno de gozo y contento
que así entramos los demás.
¡Vítor Santo Domingo!
¡Vítor!