Domingo García
Por los documentos que se conocen, especialmente las donaciones al Monasterio de San Millán de la Cogolla y al de Nuestra Señora de Valvanera, se sabe que los padres de Domingo se llamaban Ximeno García y Orodulce.
En esta pila fue bautizado Domingo García
Linaje noble
En el reino de Navarra, al cual pertenecía Villoria en esta época, únicamente los Reyes y los señores nobles de primera clase tenían “Palacios”, llamando así a sus casas, “Collazos” que eran los colonos de los nobles que, como vasallos cultivaban sus heredades y “Divisa”, que es titulo y prueba de nobleza y una de las maneras de señorío que tenían los hijosdalgo.
Como se puede leer en las donaciones, tanto Orodulce como su hijo Domingo García donan sus “palacios, collazos y divisa”, prueba inequívoca de la nobleza y grandes posesiones que tenían cerca de Pamplona, en Villoria – Viloria de Rioja – y varios pueblos próximos a este último.
Sus primeros pasos
Nació Domingo allá por el año 1019 en la villa de Villoria y en el seno de esta noble familia.
Pasó sus primeros años junto a su familia, correteando por las calles de su pueblo y jugando con otros niños ante la atenta vigilancia de sus padres.
Cuando llegó a la edad de doce años, aproximadamente, consideraron oportuno que aprendiera a leer y a escribir y así se lo hicieron saber, estando de acuerdo con la decisión que sus padres habían tomado.
En aquellos tiempos había muy pocas escuelas en España, porque se manejaban más las hojas de acero para defenderse de los moros que las de los libros para estudiar ciencias.
En Valvanera
Los religiosos de los monasterios eran prácticamente los únicos maestros que podían enseñar y quien podía lograr de ellos este honor podía sentirse dichoso, porque si bien eran caritativos y ayudaban a quien lo necesitaba, su gran retiro del mundo hacía que fuera molesto quien se arrimaba a ellos con otros fines.
Domingo, a ruegos repetidos de sus padres, “Que fueron siempre muy eficaces, ruegos de nobles” logró del abad y religiosos del monasterio de Nuestra Señora de Valvanera, de la orden del gran Patriarca San Benito, le admitieran gustosos por su huésped y se encargaran de su enseñanza.
Salió Domingo de Viloria cuando aún contaba los doce años, es decir, sobre el 1031, y dirige sus pasos hacia Valvanera con gran ilusión.
Este monasterio, situado debajo del alto cerro de San Lorenzo, está en un valle muy estrecho que en un principio se llamó de las Venas, por las muchas venas de plata, oro, hierro y cobre que sus cuestas encerraban y por cuyas faldas discurre un río de aguas cristalinas, y que hoy se llama Valvanera.
En este lugar pasó Domingo cuatro años, aprendiendo a leer, escribir y otras ciencias que tanto le sirvieron a lo largo de su vida.
Pasado este tiempo y dentro de aquel ambiente de meditación y oración, fue naciendo en él la vocación religiosa, lo que le llevó a pedir al abad del monasterio el hábito de la Orden de San Benito.
El abad no quiso concedérselo, posiblemente porque como era el único hijo en la casa de sus nobles padres y heredero de su hacienda y ellos se lo habían encomendado para que aprendiese, no querría dar ese disgusto a su madre aumentando el dolor de su viudez, y quiso asegurarse que realmente lo quería y no lo hacía por despecho de la muerte de su padre y quiso dilatarlo para averiguarlo. Su padre, Ximeno García, murió a los treinta y cinco años aproximadamente, víctima de algún tipo de infección.
En San Millán
Desconsolado Domingo por no poder alcanzar con sus ruegos y lágrimas lo que tanto deseaba, tomar el hábito, y conocedor de que a tres leguas existía otro Monasterio, le llevaron sus ansias y anhelo a probar en el Real Monasterio de San Millán de la Cogolla, como así se llamaba.
Llegó a dicho lugar y solicitó del abad que lo admitiera y le concediese el hábito de San Benito, pero su afán, una vez más quedó truncado ante la negativa del abad.
Lugar de retiro
Son varias las opiniones sobre el lugar donde Domingo pasó su vida como eremita, todo ello debido a copiar o entender mal la situación de algunos lugares cuando otro autor lo copiaba.
Todos los historiadores lo sitúan en “La Bureba”, unos en dicho lugar, otros al final de o en los confines de, pero siguiendo su historia y teniendo en cuenta que en esta época la Bureba se extendía hasta el rió Oja, queda demostrado que todos querían decir el mismo lugar.
Todas las versiones que merezcan confianza, dicen que fue el mismo donde años mas tarde realizó grandes obras, que se llama la Calzada, y está cerca del camino por donde van a Santiago los peregrinos, y que vivió como ermitaño durante cuatro años.
En este lugar y en medio de un gran bosque había un palacio destrozado, con paredes de sillería, un patio de arcos de la misma piedra, otro de pilares de piedra sin arcos y otras piezas mas y cerca de él una ermita arruinada sin techumbre, todo lo cual era de los Reyes de Nájera que lo utilizaron como vivienda en sus días de cacería. A este lugar se le conocía como el monte de Ayuela o Fayuela.
Como no pedía limosna, para su sustento preparó y sembró en una huerta hortalizas, árboles frutales y plantó una pequeña viña. Domingo fue en busca de Gregorio, obispo de Ostia. Juntos construyeron un puente de madera para facilitar el paso sobre el rio Oja, lo que motivo el desvió del Camino de Santiago. Después se fueron hasta Santiago de Compostela y así estuvieron juntos durante cinco años, cuando Gregorio falleció, Domingo regresó a Fayuela llegando el 9 de mayo de 1044.
Puente de piedra
El puente que habían construido Gregorio y Domingo para facilitar el paso del río Oja (Glera) a los peregrinos, era una construcción mixta de cepas de piedra y troncos de madera con tablas en la zona de andadura pero ya no servía, en parte por estar deteriorado y en parte porque el cauce del río había cambiado su curso, lo que comúnmente se conoce como “salirse de madre”.
Entonces se propuso construir uno más largo y esta vez sería de piedra. Sabía que era un tarea muy costosa, necesitaba mucha gente y carros para traer la piedra, labrarla y asentarla y mucho dinero para pagar estos trabajos.
Aportó una parte de su patrimonio, otra parte la obtuvo de limosna pero comprobó que no era suficiente. Visitó las aldeas próximas y les propuso la conveniencia de construir el puente pidiéndoles su colaboración, a lo cual accedieron con mucho gusto aportando sus bueyes, sus carros o simplemente su persona, y así tras construir una nueva calzada comenzó la obra en 1044.
Originariamente poseía 24 arcos de medio punto sobre anchas cepas con tajamares triangulares, quedando finalizado a últimos del año 1046.
Llegadas estas noticias al rey Alfonso VI, éste decidió visitarlo en el 1076. En esta visita el rey le debió encargar la construcción y reparación de todos los puentes del camino de Santiago entre Logroño y Santiago de Compostela, aunque de esto último no existe documentación que lo acredite.
Una gran riada en el año 1561 destruyó algunos pilares y arcos. Para su reconstrucción se contrató a Juan Ochoa de Arranotegui , vecino de Guernica (Vizcaya), el 22 de octubre del año 1562. Estas obras tenían que estar finalizadas para el día de Navidad de 1564. Entre 1639 y 1645 hubo otra gran reparación, pero con muchos problemas por incumplimiento de contrato . Una nueva riada en el año 1775 destruyó cuatro arcos e inutilizó otros tres. Entre el año 1861 y 1864 se modificó de planta nueva y quedó como lo vemos en la actualidad.
La ermita sobre el puente
Construyó una ermita edificada en sillería, dedicada a la Virgen María, en el tajamar existente entre el noveno y el décimo arco y fue cubierta con un tejado que cruzaba hasta el antepecho del lado opuesto, a modo de pórtico. Después de es esto, se tiene noticia de una nueva construcción el año 1486 . El 18 de octubre de 1590 se encargó al cantero Martín de Regaralde la reconstrucción de la ermita porque una riada la había destruido en gran parte. Como el arreglo no convenció a las autoridades, el 11 de octubre de 1594 llegaron a un acuerdo que incluía el derribo y la reconstrucción. La actual, situada a la entrada del puente sobre el río Oja, no tiene nada que ver con la anterior y es una reminiscencia de la antigua, que desapareció en 1906 por culpa de una fuerte avenida. Las obras fueron sufragadas por Doña Cecilia Martín, fallecida el 30 de septiembre de 1915.
El hospital
Concluida la obra del puente pensó en la necesidad de un lugar donde dar cobijo y poder atender a los peregrinos y enfermos que pasaban por el lugar camino de Santiago de Compostela.
Otra vez tenía los mismos problemas, materiales, dinero y gente que le ayudase y otra vez fueron las gentes de lugares próximos y algunos peregrinos quienes a ruegos de Domingo le prestaron su ayuda.
Decidió construir el hospital sobre las ruinas de aquel palacio de caza de los reyes de Nájera. El material que más necesitaba era la madera y otra vez, con su hoz, cortó robles y encinas como quien corta un puño de espigas ante el asombro de las gentes. Según varios autores de su vida, esta obra quedó finalizada en el año 1049
Transformado en Parador de Turismo, ha sufrido a lo largo de su existencia numerosas intervenciones, que han desvirtuado su primitivo carácter para el que fue concebido a finales del siglo XV. En el siglo XVI todo el edificio fue rehecho en buena parte y en el siglo XVII se reconstruyeron algunos elementos, es en el siglo XVIII cuando las reformas afectarán no solo al edificio, sino también a elementos sustanciales de su interior, entre ellos la capilla de Santa Ana, vinculada a la cofradía de los hijosdalgo de Nuestra Señora de las Antorchas.
Donación de Domingo
A la muerte de Orodulce, Domingo se dirige a Valvanera y sólo, sin acompañamiento ni testigos, hace donación de los bienes que tiene en Viloria, las demás posesiones, pues tenía muchas, las dedicó para su iglesia y el hospital, después de gastar gran parte en la construcción de estas obras.
Excava su sepulcro
La obra de la iglesia continuaba lentamente, pues aunque se recibían limosnas y ayudas, era mucho el trabajo y el dinero que se necesitaba para su conclusión.
Corría el año 1102 y sabedor Domingo de que su fin se iba acercando, comenzó a construir un sepulcro de piedra en el que le enterrasen sus discípulos. Lo preparó cerca de la iglesia, que al Salvador y a María Santísima estaba fabricando y del hospital que había edificado para los pobres y peregrinos. Terminado de construir y en los siete años que tardó en morir, lo empleaba para almacenar el grano que mas tarde serviría de sustento de los pobres.
Fin de su obra
Por fin terminó la construcción de la iglesia, cuyo lugar era el que ocupa hoy el Altar Mayor de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada, sin llegar a la nave donde está su Santo Sepulcro.
Esta iglesia fue consagrada en el año 1106 por el obispo de Calahorra D. Pedro Aznar.
Muerte de Domingo
Tres años después murió Domingo y fue enterrado en la sepultura que el mismo había preparado.
No quedó escrito de qué murió, pero se da por seguro, según la tradición, que ocurrió por una fiebre aguda, la cual, como estaba muy gastado por los años, ayunos y trabajos, acabó pronto con él.
Corriose la voz de lo que le sucedía y juntáronse muchas gentes de la comarca y otros sitios más lejanos y se les notaba mucho sufrimiento y dolor ante lo cual les consolaba con mucha alegría y paciencia.
Falleció el protector de los peregrinos, el miércoles doce de mayo de 1109 cuando contaba noventa años.
Enterráronle con la mayor solemnidad y le pusieron por hábito una túnica blanca con un manto pardo y un escapulario.